No mentiré al decir que soy una fanática del amor. Me encanta hablar de él, vivirlo, sentirlo, extrañarlo y a veces hasta odiarlo. Supongo que ese mismo fanatismo me llevó a tener tantas malas experiencias: idealicé mucho la idea del amor al grado de encontrarla en quien sea que me mirara bonito y pudiera formular palabras que, aunque no me convencieran del todo, causaran lo más mínimo en mis adentros. No lo niego, mi subconsciente me traicionó, y jugué en mi propia contra en repetidas ocasiones para después culpar a los demás. A veces me veía tan absorbida por el amor que veía señales donde no había y abrazaba con fuerza una realidad que no existía. No fue hasta que toqué fondo y en una pequeña sala aromatizada, una música relajante y una persona preparada estuvo frente a mi, ayudándome a conocerme, entenderme, y salvarme del amor: ese que yo inventé en mi cabeza a causa de mis carencias, deseos, e inconformidades. Fue hasta que en esa sala, me conocí a mi mis...
Cuento historias y hago videos.